Quizá porque vengo de una generación donde empezaba todo, generación marcada por el auge del hiphop, y un tipo que a corta edad me flipó con su nuevo instumento musical: un plato.
Somos muchos los crios que rompimos las agujas de los tocatas que había en casa intentando imitar este particular sonido.
Y aún recuerdo responder de bien pequeño "yo de mayor quiero ser disckjockey". Una infancia y preadolescencia entre cintas de casette, grabando con dos platinas y consiguiendo nuevas mezclas. Cintas que luego copiaban mis compañeros de 8º.
Más tarde a base de ahorrar, en lugar de comprarme la MasterSystem me compré unos platos Lenco.
Cómo alucinaba subiendole el pitch a Madonna y cuadrando dos compases con Yazoo.
Era mi día a día, intentaba conseguir cintas de sesiones de Fran Lenaers por los amigos de mi hermano mayor, recopilaba flyers de salas, y me pasaba los días escuchando música, en unos años que, sin internet, era toda una aventura.
De repente y de la nada, muy cerca de mi ciudad llega la figura de un dj que resalta por encima de los demás, un dj que habla con un poder inusual y metálica voz, que pincha música que nadie tiene, que hace mezclas larguísimas, que pincha frases Disney y que hace scracth con la nariz, o con el pie e incluso turntable. El señor Nando Dixkontrol.
Aún recuerdo las vitaminadas sesiones del Psicodromo, horas delante de cabina viendo lo que yo quería hacer, fijándome en todos los moviemientos, los temas que ponía...mis amigos no querían saber nada de mí, porque yo era el "rarito" que iba a tomar apuntes mentales.
Y es aquí cuando empieza una movida aún mayor que la madrileña, cuando Valencia se vuelve capital de Europa, seguida por Barcelona. Cuando hay un hambre de música y ocio insaciable entre la juventud.....
continuará
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